Quiero ser tu deseo de las once y once.
Que mientras estés tumbado con la vista en el cielo y la mente en blanco,
pienses en lo que todos elegirían y lo que solo tú buscarías.
En las estrellas, y en la luna.
Y en las nubes, que a veces las nublan.
Y en las lágrimas, que a veces nublan la vista.
Y en tu mirada, en la que yo me perdería.
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