Hay poemas que llevan el ritmo en las venas,
de manera que al recitarlos todavía puedes
escuchar los latidos del poeta.
Hay poemas que están inspirados en personas,
que tienen cuerpo, corazón y alma.
Que si los dejas escapar pueden salir andando, y
lo que cuesta volver a encontrarlos puedes leerlo en cualquier otro par de estrofas.
Hay poemas que respiran, y no precisamente
palabras.
Que hablan, caminan y se enamoran de la forma más
prohibida posible.
Hay poemas que saben tan bonitos recitados en la
boca correcta,
y no es necesario oírlos hablar.
Hay poemas que llevan tu alma, corazón y cuerpo.
Hay poemas que llevan tu nombre oculto entre los versos.
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